Contemporary Accounts Of Atahuallpa’s Seizure2.
[As the seizure of the Inca was one of the most memorable3, as well as foulest4, transactions of the Conquest, I have thought it might be well to put on record the testimony5, fortunately in my possession, of several of the parties present on the occasion.]
Relacion del Primer Descubrimiento de la Costa y Mar6 del Sur, Ms. A la hora de las cuatro comienzan a caminar por su calzada adelante derecho a donde nosotros estabamos, y a las cinco o poco mas llego a la puerta de la ciudad, quedando todos los campos cubiertos de gente, y asi comenzaron a entrar por la plaza7 hasta trescientos hombres como mozos despuelas con1 sus arcos y flechas en las manos, cantando un cantar no nada gracioso para los que lo oyamos, antes espantoso porque parecia cosa infernal, y dieron una vuelta a aquella mezquita amagando al suelo con las manos a limpiar lo que por el estaba, de lo cual habia poca necesidad, porque los del pueblo8 le tenian bien barrido para cuando entrase. Acabada de dar su vuelta pararon todos juntos, y entro otro escuadron de hasta mil hombres con picas sin yerros tostadas las puntas, todos de una librea de colores, digo que la de los primeros era blanca y colorada, como las casas de un axedrez. Entrado el segundo escuadron entro el tercero de otra librea, todos con martillos en las manos de cobre y plata, que es una arma que ellos tienen, y ansi desta manera entraron en la dicha plaza muchos Senores principales que venian en medio de los delanteros y de la persona de Atabalipa. Detras destos en una litera muy rica, los cabos de los maderos cubiertos de plata, venia la persona de Atabalipa, la cual traian ochenta Senores en hombros todos vestidos de una librea azul muy rica, y el vestido su persona muy ricamente con su corona10 en la cabeza, y al cuello un collar de esmeraldas grandes y sentado en la litera en una silla muy pequena con un coxin muy rico. En llegando al medio de la plaza paro, llevando descubierto el medio cuerpo de fuera; y toda la gente de guerra que estaba en la plaza le tenian en medio, estando dentro hasta seis o siete mil hombres. Como el vio que ninguna persona salia a el, ni parecia, tubo creido, y asi lo confeso el despues de preso, que nos habiamos escondido de miedo de ver su poder; y dio una voz y dixo: Donde estan estos? A la cual salio del aposento del dicho Gobernador Pizarro el Padre Fray12 Vicente de Valverde de la orden de los Predicadores, que despues fue obispo de aquella tierra con la bribia en la mano y con el una lengua, y asi juntos llegaron por entre la gente a poder hablar con Atabalipa, al cual le comenzo a decir cosas de la sagrada escriptura, y que nuestro Senor Jesu–Christo mandaba que entre los suyos no hubiese guerra, ni discordia, sino todo paz, y que el en su nombre ansi se lo pedia y requeria; pues habia quedado de tratar della el dia antes, y de venir solo sin gente de guerra. A las cuales palabras y otras muchas que el Frayle le dixo, el estubo callando sin volver respuesta; y tornandole a decir que mirase lo que Dios mandaba, lo cual estaba en aquel libro que llevaba en la mano escripto, admirandose a mi parecer mas de la escriptura, que de lo escripto en ella: le pidio el libro, y le abrio y ojeo, mirando el molde y la orden del, y despues de visto, le arrojo por entre la gente con mucha ira, el rostro muy encarnizado, diciendo: Decildes a esos, que vengan aca, que no pasare de aqui hasta que me den11 cuenta y satisfagan y paguen lo que han hecho en la tierra. Visto esto por el Frayle y lo poco que aprovechaban sus palabras, tomo su libro, y abajo su cabeza, y fuese para donde estaba el dicho Pizarro, casi corriendo, y dijole: No veis lo que pasa: para que estais en comedimientos y requerimientos con este perro lleno de soberbia, que vienen los campos llenos de Indios? Salid a el, — que yo os absuelvo. Y ansi acabadas de decir estas palabras que fue todo en un instante, tocan las trompetas, y parte de su posada con toda la gente de pie, que con el estaba, diciendo: Santiago a ellos; y asi salimos todos a aquella voz a una, porque todas aquellas casas que salian a la plaza tenian muchas puertas, y parece que se habian fecho a aquel proposito. En arremetiendo los de caballo y rompiendo por ellos todo fue uno, que sin matar sino solo un negro de nuestra parte, fueron todos desbaratados y Atabalipa preso, y la gente puesta en huida, aunque no pudieron huir del tropel, porque la puerta por do habian entrado era pequena y con la turbacion no podian salir, y visto los traseros cuan lejos tenian la acoxida y remedio de huir, arrimaronse dos o tres mil dellos a un lienso de pared, y dieron con el a tierra el cual salia al campo porque por aquella parte no habia casas y ansi tubieron camino ancho para huir; y los escuadrones de gente que habian quedado en el campo sin entrar en el pueblo, como vieron huir y dar alaridos, los mas dellos fueron desbaratados y se pusieron en huida, que era cosa harto de ver, que un valle de cuatro o cinco leguas todo iba cuaxado de gente. En este vino la noche muy presto13, y la gente se recogio, y Atabalipa se puso en una casa de piedra, que era el templo del sol, y asi se paso aquella noche con grand regocijo y placer de la vitoria que nuestro Senor nos habia dado, poniendo mucho recabdo en hacer guardia a la persona de Atabalipa para que no volviesen a tomarnosle. Cierto fue permision de Dios y grand acertamiento guiado por su mano, porque si este dia no se prendiera, con la soberbia que trahia, aquella noche fueramos todos asolados por ser tan pocos, como tengo dicho, y ellos tantos. Pedro Pizarro, Descubrimiento y Conquista de los Reynos del Peru, Ms.
Pues despues de aver14 comido, que acavaria a hora de missa mayor, enpeco a levantar su gente y a venirse hazia Caxamalca. Hechos sus esquadrones, que cubrian los campos, y el metido en vnas andas enpeco a caminar, viniendo delante del dos mil yndios que le barrian el camino por donde venia caminando, y la gente de guerra la mitad de vn lado y la mitad de otro por los campos sin entrar en camino: traia ansi mesmo al senor de Chincha consigo en vnas andas, que parescia a los suyos cossa de admiracion, porque ningun yndio, por senor principal que fuese, avia de parescer delante del sino fuese con vna carga a cuestas y descalzo: pues hera tanta la pateneria que traian d’ oro y plata, que hera cossa estrana lo que reluzia con el sol: venian ansi mesmo delante de Atabalipa muchos yndios cantando y danzando. Tardose ste senor en andar esta media legua que ay dende los banos a donde el estava hasta Caxamalca, dende ora de missa mayor, como digo, hasta tres oras antes que anochesciese. Pues llegada la gente a la puerta de la plaza, enpe caron a entrar los esquadrones con grandes cantares, y ansi entrando ocuparon toda la plaza por todas partes. Visto el marquez don Francisco Picarro que Atabalipa venia ya junto9 a la plaza, embio al padre fr. Vicente de Balverde primero obispo del Cuzco, y a Hernando de Aldana vn buen soldado, y a don Martinillo lengua, que fuesen a hablar a Atabalipa y a requerille de parte de dios y del Rey se subjetase a la ley de nuestro Senor Jesucristo y al servicio de S. Mag., y que el Marquez le tendria en lugar de hermano, y no consintiria le hiziesen enojo ni dano en su tierra. Pues llegado que fue el padre a las andas donde Atabalipa venia, le hablo y le dixo a lo que yva, y le predico cossas de nuestra sancta ffee, declarandoselas la lengua. Llevava el padre vn breviario en las manos donde leya lo que le predicaba: el Atabalipa se lo pidio, y el cerrado se lo dio, y como le tuvo en las manos y no supo abrille arrojole al suelo. Llamo al Aldana que se llegase a el y le diese la espada, y el Aldana la saco y se la mostro, pero no se la quiso dar. Pues pasado lo dicho, el Atabalipa les dixo que se fuesen para Vellacos ladrones, y que los avia de matar a todos. Pues oydo esto, el padre se bolvio y conto al marquez lo que le avia pasado; y el Atabalipa entro en la plaza con todo su trono que traya, y el senor de Chincha tras del. Desque ovieron entrado y vieron que no parescia espanol ninguno, pregunto a sus capitanes, Donde estan estos cristianos que no parescen? Ellos le dixeron, Senor, estan escondidos de miedo. Pues visto el marquez don Francisco Picarro las dos andas, no conosciendo qual hera la de Atabalipa, mando a Joan Picarro su hermano fuese con los peones que tenia a la vna, y el yria a la otra. Pues mandado esto, hizieron la sena al Candia, el qual solto el tiro, y en soltandolo tocaron las trompetas, y salieron los de acavallo de tropel, y el marquez con los de a pie, como esta dicho, tras dellos, de manera que con el estruendo del tiro y las trompetas y el tropel de los cavallos con los cascaveles los yndios se embararon y se cortaron. Los espanoles dieron en ellos y empecaron a matar, y fue tanto el miedo que los yndios ovieron, que por huir, no pudiendo salir por la puerta, derribaron vn lienzo de vna pared de la cerca de la plaza de largo15 de mas de dos mil passos y de alto de mas de vn estado. Los de acavallo fueron en su seguimiento hasta los banos, donde hizieron grande estrago, y hizieran mas sino les anochesciera. Pues bolviendo a don Francisco Picarro y a su hermano, salieron, como estava dicho, con la gente de a pie: el marquez fue a dar con las andas de Atabalipa, y el hermano con el senor de Chincha, al qual mataron alli en las andas; y lo mismo fuera del Atabalipa sino se hallara el marquez alli, porque no podian derivalle de las andas, que aunque matavan los yndios que las tenian, se metian luego otros de Reffresco a sustentallas, y desta manera estuvieron vn gran rrato fforcejando y matando indios, y de cansados vn espanol tiro vna cuchillada para matalle, y el marquez don Francisco Picarro se la rreparo, y del rreparo le hinio en la mano al marquez el espanol, queriendo dar al Atabalipa, a cuya caussa el marquez dio bozes diciendo: Nadie hiera al indio so pena de la vida. Entendido esto, aguijaron siete o ocho espanoles y asieron de vn bordo de las andas y haziendo fuerca las trastornaron a vn lado, y ansi fue preso el Atabalipa, y el marquez le llevo a su aposento, y alli le puso guardas que le guardavan de dia y de noche. Pues venida la noche, los espanoles se recoxieron todos y dieron muchas gracias a nuestro senor por las Mercedes que les avia hecho, y muy contentos en tener presso al senor, porque a no prendelle no se ganara la tierra como se gano.
Carta de Hernando Pizarro, ap. Oviedo, Historia General de las Indias, Ms., lib. 46, cap. 15.
Venia en unas handas, e delante de el hasta trecientos o cuatrocientos Yndios con Camisetas de librea limpiando las pajas del camino, e cantando, e el en medio de la otra gente que eran Caciques e principales, e los mas principales Caciques le traian en los hombros; e entrando en la Plaza subieron doce o quince Yndios en una fortaleza que alli estaba, e tomaronla a manera de posesion con vandera puesta en una lanza: entrando hasta la mitad de la Plaza reparo alli: e salio un Fraile Dominico que estaba con el Gobernador a hablarle de su parte, que el Gobernador le esperaba en su aposento, que le fuese a hablar, e dijole como era Sacerdote, e que era embiado por el Emperador para que le ensenase las cosas de la fe si quisiesen ser Cristianos, e mostroles un libro que llevaba en las manos, e dijole que aquel libro era de las cosas de Dios; e el Atabaliva pidio el libro, e arrojole en el suelo e dijo: Yo no pasare de aqui hasta que me deis todo lo que habeis tomado en mi tierra, que yo bien se quien sois vosotros, y en lo que andais: e levantose en las andas, e hablo a su gente, e obo murmullo entre ellos llamando a la gente que tenian las armas: e el fraile fue al Gobernador e dijole que que hacia, que ya no estaba la cosa en tiempo de esperar mas: el Gobernador me lo embio a decir: yo tenia concertado con el Capitan de la artilleria, que haciendole una sena disparasen los tiros, e con la gente que oyendolos saliesen todos a un tiempo; e como asi se hizo e como los Yndios estaban sin armas fueron desbaratados sin peligro de ningun Cristiano. Los que traian las andas, e los Caciques que venian al rededor del, nunca lo desampararon hasta que todos murieron al rededor del: el Gobernador salio e tomo a Atabaliva, e por defenderle le dio un cristiano una cuchillada en una mano. La gente siguio el alcance hasta donde estaban laos Yndios con armas; no se hallo en ellos resistencia alguna, porque ya era recogieronse todos al Pueblo donde el Gobernador quedaba.
1 con | |
n.反对的观点,反对者,反对票,肺病;vt.精读,学习,默记;adv.反对地,从反面;adj.欺诈的 | |
参考例句: |
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2 seizure | |
n.没收;占有;抵押 | |
参考例句: |
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3 memorable | |
adj.值得回忆的,难忘的,特别的,显著的 | |
参考例句: |
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4 foulest | |
adj.恶劣的( foul的最高级 );邪恶的;难闻的;下流的 | |
参考例句: |
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5 testimony | |
n.证词;见证,证明 | |
参考例句: |
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6 mar | |
vt.破坏,毁坏,弄糟 | |
参考例句: |
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7 plaza | |
n.广场,市场 | |
参考例句: |
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8 pueblo | |
n.(美国西南部或墨西哥等)印第安人的村庄 | |
参考例句: |
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9 junto | |
n.秘密结社;私党 | |
参考例句: |
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10 corona | |
n.日冕 | |
参考例句: |
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11 den | |
n.兽穴;秘密地方;安静的小房间,私室 | |
参考例句: |
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12 fray | |
v.争吵;打斗;磨损,磨破;n.吵架;打斗 | |
参考例句: |
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13 presto | |
adv.急速地;n.急板乐段;adj.急板的 | |
参考例句: |
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14 aver | |
v.极力声明;断言;确证 | |
参考例句: |
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15 largo | |
n.广板乐章;adj.缓慢的,宽广的;adv.缓慢地,宽广地 | |
参考例句: |
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